Un medio francés criticó fuerte la llegada de Colapinto a Alpine: hablan de 20 millones y Doohan se ríe.

En la jornada del jueves, el circuito mundial de la Fórmula 1 fue sacudido por un anuncio que promete ser un nuevo capítulo en la historia del automovilismo: Franco Colapinto, un joven argentino de apenas 21 años, ha sido confirmado como piloto de pruebas y reserva de la escudería francesa Alpine para la temporada 2025. Este hito ha generado un torbellino de reacciones en los medios de comunicación y en las redes sociales, siendo el orgullo nacional un sentimiento palpable en cada rincón del país.

El anuncio oficial se llevó a cabo a través de un comunicado de Alpine que dejó claro el rumbo del equipo: “Hemos acordado con Williams Racing un contrato multianual para contar con Franco Colapinto, quien asumirá el rol de piloto de pruebas y reserva en el próximo Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de la FIA 2025, uniéndose así a nuestro selecto grupo de talentos”, indicaron desde la escudería. La trayectoria de Colapinto ya ha brillado en las pistas, con dos puntos logrados en su debut en nueve Grandes Premios.

Sin embargo, la satisfacción no ha sido unánime. El prestigioso diario deportivo francés L’Équipe no se ha hecho esperar para criticar la “gestión incomprensible” que rodea a la escudería, apuntando indirectamente hacia el influyente Flavio Briatore, Consejero Ejecutivo de Alpine. Las sospechas de que la llegada de Colapinto no es únicamente un avance deportivo, sino también una cuestión de dinero, se tiñen de una innegable polémica.

Le Figaro, en un tono más conciliador, recibió a Colapinto con los brazos abiertos. “La perspectiva de comenzar esta nueva aventura me entusiasma”, declaró el argentino, cuyo ascenso generará inevitablemente más presión sobre Jack Doohan. Mientras la posición de Pierre Gasly parece asegurada, el desempeño de Doohan podría desmoronarse ante las habilidades de Colapinto, quien, con su cóctel de talento y respaldo financiero, se convierte en un competidor serio por el asiento.

Lamentablemente, la mirada de L’Équipe se torna crítica; su editorial critica la llegada de Colapinto como un nuevo episodio en la “ilegible gestión de Alpine”. Su análisis se adentra en el legado reciente del equipo desde 2022, enumerando desgracias como las de Fernando Alonso, Oscar Piastri y Pierre Gasly, un telón de fondo donde los cambios constantes parecen ser la norma.

En el núcleo de esta historia se encuentra la figura vibrante de Colapinto, quien tras una temporada de debut en Williams ha hecho impronta. Con portafolios repletos de patrocinadores y un cuidado ascenso, se sitúa como candidato a desplazar a Doohan de su posición. El reto del australiano será lidiar con las expectativas depositadas sobre él, en un ambiente donde su asiento está condicionado a la presión y al rendimiento.

La crítica en L’Équipe insinúa que la llegada de Colapinto no es un simple triunfo personal, sino un movimiento contundente en el tablero estratégico del automovilismo mundial, donde el dinero de sus patrocinadores lo convierte en un imán para la escudería. Con expectativas que fluctúan entre admiración y desconfianza, el futuro del joven argentino parece estar marcado por carreras cargadas de adrenalina.

Sin duda, la aparición de Colapinto ha reavivado el debate sobre la influencia de la economía en el deporte: un recordatorio de cómo se entrelazan los destinos de talento y recursos en este universo. A medida que se avecinan las primeras competencias en Bahrein y Jeddah, la presión sobre Doohan resuena como un eco de historias pasadas, evocando el eterno enfrentamiento entre Argentina y Francia. En este episodio del automovilismo, quizás las lecciones que emergen son más graves que la competencia misma.