Pablo Moyano se baja de la conducción de la CGT y no tiene apoyo para un nuevo paro general
Publicado: 23 / 11 /2024En una movida que sacude el tablero sindical, Pablo Moyano ha decidido abandonar el triunvirato de la CGT, desencadenando una crisis en la central obrera justo cuando las tensiones con el gobierno de Javier Milei empiezan a caldearse. La renuncia se produce luego de que un sector mayoritario del consejo directivo desestimara su propuesta de convocar a un paro general, el tercero durante la actual gestión.
Moyano justificó su decisión al señalar profundas diferencias con la “mesa chica” de la CGT, liderada también por Héctor Daer y Carlos Acuña, figuras prominentes del movimiento gremial con quienes nunca llegó a compenetrarse totalmente. Este alejamiento evidencia las fisuras que nunca sanearon desde aquella polémica asunción en noviembre de 2021, donde Moyano participó virtualmente excusándose por un cuadro febril, marcando desde entonces una distancia insalvable.
Las divergencias se acrecentaron tras el paro de transporte convocado el 30 de octubre pasado. Moyano ya había advertido que su continuidad en la CGT pende de un hilo, atando su decisión a la postura que la central obrera tomara frente al Gobierno. El sindicalista camionero destacaba la división interna: “Mitad de la CGT quiere dialogar, la otra mitad prefiere salir a la calle. No podemos ignorar la realidad”.
No obstante, el martes pasado la CGT decidió abrir un canal de diálogo con el Gobierno, una movida que tuvo el visto bueno del propio Hugo Moyano, en un claro contraste con su hijo. “No es el momento para medidas descabelladas, especialmente con una inflación en descenso y estabilidad cambiaria”, arguyó un alto dirigente de la central obrera, urgiendo al diálogo como única herramienta viable en una reunión decisiva celebrada en la sede de UPCN.
La salida de Moyano no solo remueve la composición del triunvirato, sino que también señala una posible realineación de las fuerzas sindicales en Argentina. En el terreno se vislumbra una creciente colaboración entre Moyano, las vertientes de la CTA, y los sectores más combativos del sindicalismo, con una movilización prevista para diciembre.
Ahora, el desafío recae sobre Hugo Moyano, quien deberá seleccionar quién ocupará el lugar vacante de su hijo en la CGT, siendo Omar “Manguera” Pérez una de las opciones más sólidas. La transición ocurre mientras otros dirigentes, seguidos por la línea combativa de Manrique, también están considerando dejar el barco en favor de otros proyectos políticos, incluidos posibles cargos electivos en el Legislativo.
La historia en construcción del sindicalismo argentino encuentra otro capítulo con esta inesperada movida, marcando un antes y un después para la CGT y la política sindical en general. Un cambio cuyos impactos podrían redefinir las fuerzas laborales en un futuro próximo.