Newell’s ganó a Kimberley en los penales y aseguró su lugar en la Copa Argentina: reviví los mejores momentos.

En el umbral del estrellato, donde los sueños de grandeza a menudo colisionan con las sombras de la realidad, el Sporting Club Newell’s Old Boys logró salir a flote en una amarga noche de tensiones y emociones desbordadas. En Vicente López, el Dragón marplatense—el humilde Kimberley—no logró doblegar a la Lepra en los 90 minutos reglamentarios, pero en una historia que se tejió a base de penales, los rosarinos emergieron victoriosos, saliendo ilesos de una prueba que pudo costarles caro: un 0-0 que se decidió 5-4 a favor de Newell’s en la tanda de penales.

Datos Relevantes:

• Penales decisivos: El disparo que marcó la victoria fue ejecutado por el argentino David Sotelo, mientras que los más significativos errados fueron los de Agustín Pereyra y Santiago Vásquez, cuya incerteza dejó a sus compañeros en vilo.
• La figura destacada: Tomás Casas, el arquero de Kimberley, se erigió como el muro impenetrable de su equipo, rechazando varios disparos de los leprosos. Su actuación fue clave para mantener viva la esperanza del equipo marplatense hasta la definición.
• Historial y rivalidad: Este partido en la Copa Argentina, donde el prestigioso Newell’s enfrentó a un club del Federal A, refleja la esencia misma del torneo: aquí, la historia de los grandes se entrelaza con la pasión inquebrantable de los más humildes.

El nuevo Newell’s, en manos del carismático Ogro Cristian Fabbiani, quien ha vivido un renacer en el ámbito futbolístico tras su tiempo en el club, se presenta como un equipo en transformación, desde el lujoso pasado hasta la realidad actual. Fabbiani, exjugador de clubes como River Plate y Lanús, cuyas hazañas en el campo lo han convertido en un ícono para muchos, ahora busca llevar a Newell’s a los primeros planos del fútbol argentino.

A pesar de la presión, el equipo rosarino transitó un primer tiempo titubeante, donde el árbitro Pablo Echavarría jugó un papel ambiguo al permitir jugadas ásperas que desgastaron el ánimo de ambos bandos. La primera llegada de peligro llegó de la mano de Carlos González, quien desafió al arquero Tomás Casas, quien se destacó al evitar un gol que parecía inminente.

Al comienzo de la segunda parte, Newell’s tomó la iniciativa. El incesante González, en varias oportunidades, se acercó al gol, pero fue el guardameta de Kimberley quien, con acrobacias, mantuvo el resultado. La tensión aumentó con cada jugada fallida, y cada gol lento que resonaba en las gradas del estadio.

Penales: un camino tortuoso hacia la victoria

En la definición por penales, en un despliegue de nervios y estrategia, Newell’s tuvo que enfrentarse a la presión que sus históricas estrellas usualmente convierten en gloria. Sin embargo, la calidad del equipo se vio fracturada por la ineficacia de algunos elementos. Pese a los errores, la Lepra se acomodó y, finalmente, el disparo certero de Sotelo desató el grito de alivio y celebración que había estado ahogado durante todo el encuentro. Pero Kimberley mostró que no se rinde fácilmente, siendo un adversario digno.

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