El Atlético de Madrid, con los argentinos al pie del cañón, remontó un partidazo contra el Leganés :: Olé

En una jornada digna del sainete futbolístico que tan bien conocemos, el Atlético de Madrid rompió el molde con un engañoso 3-1 sobre el Leganés. Un encuentro que evocó más sudores en las filas rojiblancas que gozos, pues fue el equipo pepinero el que inicialmente llevó la delantera en este duelo disputado en un clima áspero y reticente en la capital española.

Con valentía de visitante, el Leganés se plantó firme, descolocando a un Atlético que no lograba hacer mover la bola con solvencia, a pesar de dominar la posesión con un contundente 70% a su favor. Los del Cholo parecían tener un guante esperándolos en medio campo, pero no hallaban la fórmula correcta para perforar la defensa del Lega. Esa resistencia se tradujo en un gol inicial por obra de Yvan Neyou, quien definió tras una vistosa combinación con Dani Raba.

Sumidos en el desconcierto y con los murmullos creciendo desde la tribuna, solo un tibio remate de Rodrigo Riquelme sobre el final del primer tiempo inquietó a la afición rojiblanca. Habría de esperar la segunda mitad para que el ingenio argentino del ‘Cholo’ diera con la receta necesaria. Las incorporaciones de Julián Álvarez, Giuliano Simeone y Rodrigo De Paul cambiaron el destino del partido.

A los 55′, dos partidos emergieron: la metamorfosis eficaz del Atlético y el ruido ensordecedor que azotaba a De Paul desde las gradas del Wanda Metropolitano. A pesar de la acidez inicial, el ‘Motorcito’ maneja la pelota como quien vuelve a bailar en el jardín de su infancia y transformó los abucheos en murmullos admirativos.

A los 68′, una pelea aérea de De Paul permitió al ‘Cholito’ hacer la conexión con un taco mágico de Alexander Sorloth, quien embocó el empate 1-1. El ‘Motorcito’ no solo asistió con maestría, sino que también buscó tempranamente el arco con un remate volador que Dmitrovic supo detener.

Cuando el marcador señalaba los 80′, una jugada de manufactura Argentina y Noruega culminó con la brillante asistencia de Giuliano a Griezmann, firmando la remontada al 2-1. La celebración fue un acto de reconocimiento mutuo, un diálogo sin palabras entre lo viejo y lo nuevo.

Con un Julián Álvarez empeñado en redescubrir su mejor versión, tallando campo y espacio con su presión implacable, robó al minuto 98 una pelota que derivó en el definitivo tanto de Sorloth, cerrando el marcador 3-1 y dotando de un segundo respiro a un equipo que ahora se ubica justo detrás de los gigantes Barcelona y Real Madrid en la cima de LaLiga.

La historia no se diluye sin dejar marcas, y esta vez no fue la excepción: una errada expulsión de Griezmann corrigida por el VAR permitió al Atleti acabar con 11 sus hombres en el terreno y llevándose una victoria con claro sabor argentino, reafirmando el paso firme en la competencia continental.