‘Cada proyecto tiene un poco de salto al vacío’
Publicado: 02 / 08 /2022
Nico Cotton, el productor e ingeniero de sonido presente en 17 nominaciones de los premios Gardel 2021, conversó con Télam acerca de su actualidad como productor de Conociendo Rusia, Cazzu y Soledad Pastorutti, y sostuvo que su versatilidad para adentrarse en distintos universos musicales obedece siempre a “un salto al vacío” y a la búsqueda de nuevos conocimientos.
“Los que estamos detrás de escena aprovechamos la exposición para hacer un poco de autobombo y jugar un poco ese juego. Pero, más allá de eso, uno participa en los discos y aporta un montón de cosas”, reflexionó sobre su presente.
Para Cotton, la explosión de la música urbana contribuyó a hacer más visible el rol del productor, una circunstancia que aprovecha cada vez que puede para aportar su conocimiento haciendo docencia en workshops para más de 400 personas, en charlas abiertas en el mundo virtual y al aire en algún programa radial, siempre con una sesión abierta y listo para compartir algunos de sus trucos.
“Arranqué a producir mis primeros discos profesionalmente a los 19 años, cuando nadie compartía data y la encontrabas solamente en inglés o en algunas revistas de acá. Era todo un poco más canuto. Con el tiempo, hubo una explosión de los productores sobre todo en la música nueva como la urbana, donde muchas veces es el productor el que toca todos los instrumentos y graba. Entonces es lógico, que al haber menos personas involucradas, tengamos otro protagonismo”, repasó.
En el último tiempo, incursionó en la composición musical para una serie de ficción como “El Reino” que marcó, además, el primer paso para su relación profesional con La Jefa del Trap que prestó su voz para la cortina musical.
“Soy muy fan de los ‘Making Off’. Me acuerdo de haber visto en el de ET al chabón tocando una melodía en el piano y entender por qué la escena de la bicicleta tenía tal sonido”, deslizó al respecto.
“Cada proyecto que agarro es un poco un salto al vacío. Ahora estoy haciendo el disco de Soledad Pastorutti, y le prepuse hacer un disco de folclore porque ella viene de ese palo y yo nunca había hecho un disco del género.”Nico Cotton
Más conocido por su rol como productor, también aportó sus habilidades como técnico de grabación y mezcla en una larga lista de discos celebrados. Entre sus tress roles, trabajó entre otros con artistas como como Wos, Nicki Nicole, Tiago PZK, Louta, Juan Ingaramo, Ca7riel, J Mena, Zoe Gotusso, Axel, El Kuelgue, Natalie Pérez y estuvo nominado tres veces en los Grammy Latinos.
Télam: ¿Cuánto hay de salto al vacío a la hora de aceptar algún proyecto o artista? ¿Cómo fue lanzarte a hacer por primera vez música para una serie?
Nico Cotton: Cada proyecto que agarro es un poco un salto al vacío. Ahora estoy haciendo el disco de Soledad Pastorutti, y le prepuse hacer un disco de folclore porque ella viene de ese palo y yo nunca había hecho un disco del género. Así que fue como saltar a la pileta con toda y aprender de algo que nunca había hecho y que me entusiasma un montón. Cuando me llamaron para hacer la música de “El Reino”, me contaron sobre los actores, de qué se trataba la historia y de la importancia que iba a tener, pero yo no entendía nada aunque sentía que lo podía hacer. Que si la cagaba con la música no pasaba nada. Pero bueno, confío mucho cuando el artista o el director me llaman, porque por algo es. Algo habrán visto en mí que les sirve y así fue: la música estuvo buena y tuvo buena repercusión. Fue un laburo muy jodido pero súper entretenido. Ahora estamos haciendo la música de la segunda temporada y revisitando esas piezas musicales.
T: ¿Y cómo fue el proceso? ¿Qué emoción estabas buscando provocar con la música?
NC: Primero, obviamente, leímos el guion y empezamos el ida y vuelta, mandándole algunas piezas musicales al director Marcelo Piñeyro. Hubo mucho ida y vuelta: “que más luminoso, que más oscuro”. Después de eso, con la serie terminada, me entregaron el primer corte del primer capítulo y ahí empezamos escena por escena mirando la imagen de mandarle algunas piezas musicales a Marcelo Piñeyro, el director. Todo el tiempo fue de ida y vuelta y muchas correcciones. Fue difícil pero también divertido por tratarse de algo nuevo para mí. Cuando lo hacía, veía imágenes sin color, sin edición, y me parecía todo muy crudo, porque no estaba acostumbrado a trabajar en eso. Pero cuando lo ves terminado, dije “qué bueno que está”.
T: ¿Y a vos te sirve para trabajar un artista apelar a disparadores o referencias visuales? ¿Cómo funciona, dentro del proceso creativo de la producción musical, esa relación con el lenguaje visual?
NC: Funciona re así. Para “Nena Trampa”, el disco de Cazzu, la premisa era que fuera un disco violento y bélico, donde ella tenía muchas cosas para decir y la música tenía que acompañar. Obviamente, cuando hacés un disco hay muchos colores, no sé si hay uno solo o hay una paleta. Quizás el disco de Cazzu era negro, pero de repente había un gris más claro. Es algo que a la hora de hacer un disco me gusta. Fue lo mismo que cuando hicimos el disco de Conociendo Rusia, donde queríamos un color que sonara más natural, que no estuviera procesado y fuera orgánico, sin casi nada de edición. La voz tenía que sentirse natural, sin importar que hubiera alguna imperfección. Con los artistas nos ponemos metas o consignas a la hora de hacer un disco y eso ayuda un montón porque te pone un límite y entonces vas por ese camino. Es distinto cuando tenés a otro tipo de artistas con canciones muy distintas, porque el disco termina siendo más un collage de canciones que algo unificado. A mí me copa laburar conceptualmente. Las canciones de “La Batalla”, el disco de Juan Ingaramo, tienen el beat del reggaetón, pero son todos distintos. El concepto era que estuviera el beat de reggaetón pero que no fuera de reggaetón: hay un merengue que fue nominado a mejor tema de cuarteto, pero que es otra cosa. Dentro de ese concepto, se puede hacer un disco divertido de escuchar y que no te aburra.
T: ¿Cómo fue saltar del disco de “La Dirección” de Conociendo Rusia, donde la premisa es la búsqueda de un sonido “clásico moderno” a trabajar con Cazzu en un disco de trap y con una computadora como el instrumento principal? ¿Y por qué decidieron hacerlo en Puerto Rico?
NC: No vengo del palo del trap y el urbano, pero sí es una música que consumo y me gusta mucho hacerla. Cuando me llamó para ofrecerme hacer el disco, le dije que me entusiasmaba y me propuso que hiciéramos un viaje. Yo no entendía nada. Era irnos a una casa en Puerto Rico y yo ni siquiera sabía si íbamos a ir a la playa o qué, pero me mandé, obvio. Estuvimos viviendo juntos un mes en un departamento en un lugar espectacular. Me empezó a mostrar mucha música de allá que quizás yo no conocía y me empecé a re contra inspirar en ese contexto. Esa sensación de estar en otro lugar nos sirvió mucho y en un mes hicimos como veinte canciones y terminamos eligiendo las que fueron al disco. Estuvo buenísimo, después entendí que me llevó para inspirarnos y estar en la misma página los dos y desconectados del mundo exterior. Ella necesitaba eso, necesitaba alguien que la pudiera entender. Si bien era una producción urbana, no fui con los “beats” armados porque yo no laburo así. Hay muchos productores que abren la compu, te los muestran y hacés una canción, pero nosotros teníamos una charla de quizás dos o tres horas hablando de cualquier cosa y después nos poníamos a hacer música. A veces hacíamos reggaetón, otras un pop y después un folclore porque pintó. Yo me quedo con eso, con respirar esa cultura y conectar con algunos artistas de allá, viendo cómo viven, cómo piensan y cuál es su energía. Aprendí mucho: fue como un curso intensivo de reggaetón y trap con Juli, a quien le agradezco un montón. Fue muy loco y estuvo muy bueno. La experiencia fue muy agotadora, pero muy productiva y nos fuimos con muchas ideas.