Atlético Tucumán sacó ventaja de un error, le ganó a Sarmiento y sigue peleando por el campeonato.

Desde las primeras horas del día, el ambiente se tornó festivo en las tribunas del Atlético Tucumán, en una jornada que prometía emociones tanto dentro como fuera del campo del estadio José Fierro. La hinchada local no tardó en dejar en claro su alegría, recordando con humor la reciente incapacidad de San Martín de Tucumán para asegurar un ascenso ante Aldosivi. Con gestos creativos, imitando las aletas de tiburón, los seguidores del Decano se burlaban del equipo marplatense, añadiendo un toque más al colorido espectáculo.

El partido, que comenzó con algunos retrasos debido a la exhibición de banderas que incluían varios chicanas, continuó la fiesta desde el césped. El gol de Marcelo Estigarribia selló un triunfo importante para Atlético Tucumán, permitiéndole mantener viva la esperanza en la contienda por el título.

El marcador pudo haber sido más abultado de no ser por la destacada actuación de Lucas Acosta, el arquero de Sarmiento, quien en la segunda mitad del encuentro se convirtió en una muralla inquebrantable. Sarmiento, aún comandado por un técnico interino tras la salida de Israel Damonte hace dos fechas, mostró un rendimiento que dejó mucho que desear y careció de la capacidad para igualar la intensidad del rival.

El tanto de Estigarribia llegó tras un flagrante error de Tomás Guiacobini en su intento de salida, lo que permitió al delantero oler la oportunidad y definir con maestría frente a Acosta. En el complemento, Atlético protagonizó el partido, creando varias ocasiones claras, todas detenidas por el guardameta visitante. Dos potentes disparos de Mateo Bajamich y un cabezazo sólido de Néstor Breitenbruch obligaron a Acosta a lucirse bajo los tres palos.

El despliegue de Juan Infante por el sector izquierdo fue fundamental, complicando constantemente la defensa de Sarmiento, que se mostró desorientada aun con las modificaciones intentadas desde el banco. Sin embargo, no todo fue impecable en el arbitraje. Una controvertida decisión de Andrés Gariano, quien omitió expulsar a Nicolás Romero tras una falta sobre Ezequiel Naya, pudo haber cambiado el destino del encuentro. Romero, ya amonestado, continuó en el campo gracias a la indulgencia del juez.

Al finalizar el encuentro, la alegría de Atlético Tucumán fue doble. No sólo celebraron la valiosa victoria, que los mantiene en carrera, sino también la derrota de su eterno adversario, San Martín de Tucumán. Una jornada donde los triunfos se extendieron más allá de lo deportivo y se vivieron con máxima euforia.