Reflejos del Pasado: Cristina Kirchner y su Ineludible Parangón con Carlos Menem

Publicado: 19 / 11 /2024

La sombra de Carlos Menem se cierne de manera ominosa sobre la figura de Cristina Fernández de Kirchner, esa mujer que ha marcado el pulso político argentino durante más de dos décadas. El destino juega un juego cruel. Ambos, expresidentes, condenados por la justicia, han visto su gloria marchitarse en un contexto donde el pasado parece acechar más que nunca. Mientras Menem husmeaba en la soledad y el desplante tras su salida de la Casa Rosada en 1999, hoy Kirchner, a sus 71 años, se aferra con tenacidad a un poder que intenta mantener a toda costa, presumiblemente mirando hacia un futuro incierto en 2027.

La historia nos dice que Menem fue un coloso en su tiempo; durante sus dos mandatos, dejó una impronta inconfundible al implementar la convertibilidad. Su ascenso y caída son lecciones amargas, nubladas por condenas y el paso del tiempo, hasta que su fallecimiento en 2021 cerró un capítulo cargado de polémicas y escándalos. Por otro lado, Cristina Fernández, quien emergió tras la estela de su difunto esposo Néstor Kirchner, transitó un camino repleto de luchas, marcada por su condena judicial reciente, que amenaza con eclipsar su legado.

Pero el fragor de la lucha política no cesa. Ahora, Cristina, armada con su experiencia y una base de fervorosos seguidores, se enfrenta a adversarios y fantasmas. ¿Puede sobrevivir en un ambiente hostil, donde Javier Milei, un outsider, porta las banderas de una revolución cultural que ella no apostó? Las reminiscencias del menemismo parecen resurgir en esta amalgama política, donde la memoria es un arma de doble filo. ¿Y qué tiene que decir este tren de líderes? Los datos son desgarradores:

  • El juego del poder: Menem mantuvo el control del escenario político hasta 1999, pero su regreso en 2003 fue anulado por el temor a una derrota humillante. Ahora, el ocaso de Kirchner puede manifestarse en el mismo sentido, con la condena pesando como una losa.
  • Una historia repetitiva: Kicillof hizo eco del dilema generacional al comparar el liderazgo de Kirchner con una banda de rock que se aferra a sus viejos éxitos, mientras la sociedad demanda una nueva melodía, una renovación que aún se siente lejana.
  • La pugna judicial: La reciente condena por corrupción en el caso Vialidad sienta un precedente sombrío para Kirchner. Aunque existe la posibilidad de apelar ante la Corte Suprema, el tiempo juega en contra y un final similar al de Menem, donde la justicia no llegó a tiempo, parece ser un destino común.

Mientras tanto, el teatrillo del poder continúa. Cristina, en su afán por reconfigurar el peronismo a su favor, ha establecido una dinámica donde la lealtad sequema y las puñaladas son comunes entre sus acólitos. El bastón de mariscal, ese símbolo de autoridad en el peronismo, se vuelve un trofeo en el juego de poder, pero la pregunta persiste: ¿quién se atreverá a decirle que su tiempo ya pasó?

Como dijo Kicillof, el peronismo necesita renovarse, no sólo en sus figuras, sino en sus propuestas. Mientras millares de argentinos claman por un cambio que no llega, Menem puede ser el espejo que ahora busca destruir Kirchner. Ella sabe que, en el fondo, los fantasmas del pasado no son solo recuerdos; son advertencias de lo que puede sucederle si el ciclo de su historia se repite. Y así, la lucha por el poder avanza, dejando a su paso las sombras de aquellos que una vez fueron los creadores de sus propios mitos.

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