Elecciones en EE.UU.: Kamala Harris le hizo un llamado a Trump y Biden lo recibió en la Casa Blanca

Publicado: 07 / 11 /2024

WASHINGTON.- ¡Menuda paliza se llevaron los demócratas en las elecciones presidenciales de Estados Unidos! Entraron confiados en que retendrían la Casa Blanca y dejarían a Donald Trump fuera de la política para siempre, pero terminaron con las manos vacías. Trump y los republicanos se quedaron con la presidencia, y todo indica que también asegurarán la mayoría en el Congreso. Para colmo, Trump parece que se va a llevar el voto popular, cosa que un republicano no hacía desde George W. Bush en 2004.

La sorpresa entre los demócratas era tan grande que, varias horas después de que la agencia AP y otros medios declararan ganador a Trump, nadie había salido a dar la cara ni a ofrecer una declaración para calmar la oleada de malas sensaciones.

Kamala Harris, la vicepresidenta, se mantuvo en silencio en su casa oficial durante la mañana, mientras ya varios líderes mundiales empezaban a felicitar a Trump en las redes sociales, entre ellos el presidente argentino, Javier Milei, quien siempre dejó clara su simpatía por el republicano.

Recién por la tarde, Harris llamó a Trump para felicitarlo por su victoria antes de dar su discurso de reconocimiento de derrota en la Universidad Howard.

“El presidente Donald J. Trump y la vicepresidenta Kamala Harris hablaron por teléfono más temprano, donde ella lo felicitó por su histórica victoria. El presidente Trump reconoció a la vicepresidenta Harris por su fortaleza, profesionalismo y tenacidad durante toda la campaña, y ambos líderes coincidieron en la importancia de unificar al país”, dijo Steven Cheung, director de comunicaciones de la campaña de Trump.

Trump también habló con Joe Biden, quien lo invitó a la Casa Blanca para comenzar a conversar sobre el traspaso de la administración antes de que jure el 20 de enero. Biden quiso asegurar “una transición fluida y destacó la relevancia de trabajar para unir al país”, según la Casa Blanca. Biden también charló con Harris.

La aplastante victoria de Trump representa un fuerte rechazo al gobierno de Biden y reconfigura las alianzas y coaliciones partidarias en Estados Unidos.

Trump consiguió más apoyo del voto latino –45%, según encuestas– y del voto joven que antes, dos grupos que generalmente apoyan a los demócratas, y además mejoró entre los votantes independientes, un grupo clave en los estados críticos. Mientras tanto, Harris tuvo menos apoyo del que Biden tuvo en 2020, y Hillary Clinton en 2016, especialmente entre los votantes de color sin estudios universitarios, otro bastión del trumpismo.

Con una participación baja, el mapa del país muestra una clara inclinación hacia la derecha en casi todos los estados, en favor de los republicanos, pese a las advertencias de los demócratas sobre la democracia que viene.

Ante tal derrota, los demócratas vuelven a quedar como oposición. Pero, a diferencia de 2016, el triunfo de Trump esta vez no deja lugar a dudas. Un “landslide”, como dicen allá. Esta nueva situación fuerza al partido a encontrar otro mensaje para recuperar a un electorado que les dio la espalda, preocupado por el rumbo del país, la inflación y la percepción de que la economía está empeorando, más allá de las cifras oficiales, récords en la bolsa o los bajos niveles de desempleo.

Los demócratas deberán hacer una revisión exhaustiva de su campaña presidencial.

Aunque el contexto del país estaba en su contra por el descontento de muchos estadounidenses, los demócratas tuvieron dos ventajas en las elecciones: más dinero y más voluntarios. Como repetía Pelosi, arquitecta de la rebelión contra la candidatura de Biden: “Dominamos el terreno”. Pero la clara victoria de Trump demuestra que ni el dinero ni la cantidad de voluntarios son suficientes para ganar.

No se puede culpar solo a Harris, quien hizo una campaña ordenada y profesional, sin errores grandes, aunque no se destacó. Harris dominó el único debate que tuvo con Trump. Recibió una tarea casi imposible: atraer a un electorado ansioso de cambios y que nunca eligió a una mujer presidenta en 106 días.

El clima político del país no ayudó, pero el rechazo recibido refleja un descontento mayor. En 2020, Biden obtuvo más de 81 millones de votos. Harris apenas llegó a 66 millones –similar a Hillary Clinton en 2016–, un déficit brutal de 15 millones de votos comparado con hace cuatro años.

Los demócratas se enfocaron en el aborto y la democracia. Pero los votantes aparentemente tenían en mente otro tema: la economía y el aumento del coste de vida. Irónicamente, EE.UU. ha tenido uno de los mejores desempeños entre economías avanzadas. Pero los votantes pasaron por alto eso debido a los aumentos en combustible, supermercados, hipotecas o seguros de salud.

Derrotados como pocas veces en una elección presidencial, los demócratas ahora se preparan para enfrentar un nuevo gobierno de Donald Trump, buscando una nueva identidad para aspirar nuevamente al triunfo.

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