Recordamos a Diego: sus pasos en el baile de la vida
Publicado: 31 / 10 /2024Todos los seres vivos bailan, incluso aquellos que ya no están con nosotros.
La fotografía captura el pasado inmóvil, una foto no permite cambio alguno. El baile, en cambio, es un movimiento eterno que no busca destino, es pura risa y música. Así vivimos a Diego Armando Maradona, quien desde joven comenzaba a dejar su huella. En 1981, con solo 20 años, Maradona ya era conocido por su magia en la cancha, aunque no había conquistado Buenos Aires ni Nápoles por completo.
En ese año, una estrella de la música, Eddy Grant, actuó en Buenos Aires. En el recital, Diego, conocido por mantener un perfil bajo en esos días, fue reconocido por Grant, quien lo invitó al escenario. Aunque Maradona inicialmente se resistió, dejó ver su entusiasmo y finalmente aceptó bailar con él.
El 19 de abril de 1989, Diego establecería un nuevo estándar durante una entrada en calor antes de una semifinal de la Copa Uefa. Con la canción Live is Life de fondo, mostró su habilidad para convertir hasta el calentamiento en un espectáculo dejando a los espectadores cautivados por su energía y alegría.
Diego bailó muchos ritmos, desde disco con Rafaella Carra hasta cumbia con Ricky Maravilla. Lo que resultaba sorprendente era cómo, a través del baile, Maradona podía comunicarse y unir a las personas a su alrededor, regalando momentazos.
En sus últimos años, incluso cuando sus problemas de salud comenzaban a afectar, Diego nunca dejó de bailar. Nos enseñó que bailar y disfrutar no es solo para cuando las cosas van bien, sino un antídoto contra la tristeza y el cansancio de la vida.
Siempre dijo que el baile era una forma de conectar con su pasado, con su infancia, de abrazar memorias que tal vez se desvanecen con el tiempo pero permanecen en el corazón.
En resumen, Maradona fue una figura que trasciende el fútbol: su vida y sus bailes no solo nos mostraron su destreza, sino también su humanidad. Siempre supo cómo mantenerse cerca de sus raíces y vincularse con lo que lo hacía feliz. En un mundo donde las luchas son diarias, su baile era la terapia personal que lo mantenía vivo y presente. Un ejemplo para todos de cómo vivir intensamente y con pasión, independientemente de las circunstancias.
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