"La Génesis Desconocida: La Fase Pre-Soda Stereo de Gustavo Cerati y Zeta Bosio"
Por Gloria Guerrero
En esta edición, no nos limitamos a desentrañar los enigmas de la mítica banda argentina, sino que nos sumergimos en las raíces ocultas de estos íconos del rock en su travesía anterior por la escena musical. Acompáñennos en este viaje íntimo y revelador hacia el mundo de Gustavo y Zeta antes del estrellato masivo de Soda Stereo.
Publicado: 04 / 09 /2024Meses después de mayo de 2010, fecha en la que Gustavo Cerati sufrió un ACV que lo dejó en coma por cuatro años, una incertidumbre se apoderó de sus compañeros del colegio San Roque: “¿Iremos a verlo o no?”.
La duda no era trivial. Eran muchos los que deseaban acompañarlo, pero también pesaban las estrictas recomendaciones: no llorar en su presencia y transmitir solo energía positiva y recuerdos alegres. Era un pedido complejo, pero vital.
Eduardo “Tato” Vaccaro, un íntimo del entorno discográfico de Cerati, aconsejó reservar la imagen vital del músico, afirmando que, aunque estuviera bien cuidado, enfrentarlo en tal estado podía ser devastador. Reflexionó: “¿Cómo manejar la tristeza de ver a un par en esa situación?”. Vaccaro conocía a Gustavo desde sus primeras producciones discográficas y su consejo buscaba preservar las mejores memorias del ídolo.
El resto de sus compañeros compartía ese sentir. Decidieron conservar la imagen de Cerati en todo su esplendor, la del adolescente vibrante que conjuraba la magia tanto en el campo de fútbol como en el escenario escolar.
Los recuerdos de sus compañeros
¿Y cuál era esa imagen indeleble de Gustavo? La del joven versátil, capaz de integrarse perfectamente con sus pares, destacando tanto en los partidos de fútbol, las fiestas y las travesuras escolares como en la construcción de un profundo mundo interior que más tarde daría lugar a uno de los talentos más icónicos de la música argentina.
Cerati mantenía una relación única con cada uno de sus compañeros, compartiendo códigos y afinidades particulares. “Lo pintan como un cheto, pero no, era un pibe de barrio,” recuerda Vaccaro. Con un sentido de pertenencia y camaradería, Gustavo formó un núcleo compacto con sus amigos del colegio.
Sus gustos musicales, inicialmente dispersos, comenzaron a definirlo a medida que descubría diversas influencias. Desde los compilados de Cordialidad Musical que traía su padre, empleado de Shell, hasta la explosiva entrada del rock escolar, representado por La Biblia de Vox Dei y más notablemente Artaud de Luis Alberto Spinetta, cuya influencia marcó profundamente su estilo.
“En el fraseo del canto de Gustavo hay mucho de Spinetta”, dice Eduardo Barrantes, otro compañero del San Roque. Sin embargo, fue la combinación con las guitarras de Genesis y Yes lo que cimentó el distintivo sonido de Soda Stereo. Sus guitarristas favoritos, Steve Hackett, Steve Howe y Robert Fripp, dejaron una marca indeleble en su estilo.
Las influencias cruzadas que forjaron su estilo iban desde el rock pesado (Led Zeppelin, Deep Purple) hasta el rock sinfónico (Genesis, Yes). Recurriendo a bandas más exóticas como Triumvirat y Focus, Cerati constantemente buscaba aquello que lo diferenciara del resto.
El descubrimiento de Queen provocó una impresión pasajera, pero Camel y su Moonmadness dejaron una huella más profunda. Cerati invitó a Tato Vaccaro a escuchar este álbum en su casa, sorprendiendo luego a su amigo con Kiss y su impactante Destroyer.
Cerati descubridor musical fue también motor en su entorno. Cristian Avella, compañero y amigo, explora cómo Gustavo traía siempre nuevas piezas al grupo, desde Premiata Forneria Marconi hasta Genesis. En Mar del Plata, esa guitarra que tanto exploraba fue también herramienta de conquista en las playas.
El siguiente capítulo tomó forma en la Universidad de El Salvador, donde conoció a Gustavo y Fernando Briones, Oscar Kamienomosky, Carlos Salotti y Chris Penn. La “new-wave” se fusionó con su amor por el jazz-rock y Jan Hammer, derivando en una explosiva mixtura que moldearía el futuro sonido de Soda Stereo.
“Mi objetivo era partirle la cabeza con la ‘new-wave'”, confiesa Kamienomosky, revelando la convergencia de influencias que llevaron a Cerati a explorar The Police, Bob Marley y más.
Elementos más sofisticados llegaron vía Chris Penn y los Briones: David Bowie, Roxy Music y Split Enz, entre otros. Un disco particularmente influyente fue Bill Nelson’s Red Noise, que Gustavo no quería devolver.
Es en la misma universidad donde nacen relaciones clave: Héctor “Zeta” Bosio y Alfredo Lois, quienes acompañarían a Gustavo en la gestación de Soda Stereo. Mientras Zeta traía una mezcla de rock clásico y ‘new-wave’, Lois aportaba la creatividad visual que cimentaría la imagen distintiva de la banda.
La llegada de The Police a la Argentina en 1980 redefiniría su camino musical. Gustavo y Zeta gozaron tanto del concierto que hasta persiguieron al trío de Sting hasta el Sheraton para obtener autógrafos. La guitarra de Andy Summers fue una epifanía para Gustavo, una muestra de cómo técnica y ‘new-wave’ podían cohabitar armónicamente.
Su primera novia, Silvia Fernández, también impregnó a Cerati de variados gustos musicales, desde Spinetta hasta Pappo y Sui Generis. Y Tashi, su novia en tiempos de su debut discográfico, lo sumergió en la escena inglesa con The Cure, Sisters of Mercy y Echo & The Bunnymen. Un disco memorable de aquella época fue Rage in Eden de Ultravox.
Este ecléctico acervo musical definió un salto evolutivo entre el primer disco de Soda Stereo y Nada Personal, que abrió las puertas a Latinoamérica con hits como Danza Rota y Cuando pase el temblor. Gustavo Cerati y su legado musical conforman un movimiento sísmico de proporciones infinitas, cuyas resonancias y colores parecen no tener fin.